• Por Graciela Tomassini, en Número 7 del Volumen 4
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    Hace quinientos años veía la luz, un miércoles de Pasión, y en tierras de Ávila, Teresa de Jesús, quien habiendo tomado la pluma por mandato, legó a nuestra lengua una de las obras más profundas y reveladoras de la espiritualidad femenina. Cien años después, Cervantes volvía a hacer cabalgar a su don Quijote, para reivindicar en su tercera salida su condición de caballero enamorado, completando así, en la lengua de Castilla, la fundación de la novela moderna.

    Para honrar tan caros aniversarios, la RANLE congrega en este séptimo número un conjunto de voces que reflexionan y ponen en acto, con los plurales acentos de nuestro idioma, aquella potencialidad del lenguaje que se manifiesta con particular vigor en la palabra poética: la búsqueda (infinita, utópica, plural, luminosa o entre sombras, hija de la fe o de la obcecación) de la verdad. Entrando de lleno en esta línea temática, inaugura el presente volumen un ensayo de Manuel Durán, cuya trayectoria vital dedicada a la promoción de la lengua y la cultura hispánicas en los EEUU, desde la investigación, la docencia y la creación poética fue recientemente reconocida y celebrada al otorgársele el Premio Enrique Anderson Imbert de la ANLE, edición 2015. Con la lucidez que le conocemos, Durán reflexiona, a partir del famoso cuadro de Magritte “Esto no es una pipa”, acerca de la ruptura del vínculo entre los signos y las cosas, que culmina, en la crisis final de la modernidad, con la liquidación del principio de representación. Ciertamente, la primitiva ilusión humana de señorear sobre todas las cosas mediante la palabra o el ícono, de la que nace la magia, se ha desvanecido, y lo más próximo que tenemos hoy a los antiguos conjuros capaces de suscitar la presencia, ya benéfica, ya aterradora, de genios o dáimones es la clave con la que diariamente abrimos nuestra sesión con el único nahual del mundo contemporáneo: la PC. Sin embargo, como dice el Tao, no hay pérdida que no sea al mismo tiempo una ganancia: no por sus virtudes mágicas, sino por su complejísima manera de constituirnos como sujetos abiertos al mundo y a los otros, el lenguaje es nuestra puerta hacia el conocimiento, la luminaria que nos permite explorar lo real en sus múltiples dimensiones.

    Pero toda puesta en texto de la palabra se construye en diálogo: si hemos de creerle a Harold Bloom, todo poeta encuentra el perfil auténtico de su voz en agónica lucha con un padre poético fuerte, de la que emerge maduro y en plena posesión de sus potencialidades. Este es el caso –nos dice María Rosa Lojo– de Luis A. Ambroggio en Todos somos Whitman, obra que homenajea el legado whitmaniano a la vez que lo renueva, ofreciéndose a los lectores como celebración incondicional de la vida.

    Como ya es costumbre, nuestra sección “Ida y vuelta” aprovecha las oportunidades que brinda el género interactivo de la entrevista para explorar los vínculos entre los creadores y sus obras. En este caso, Reinaldo Cardoza Figueroa dialoga con Rubi Guerra, uno de los narradores de mayor relevancia en la literatura venezolana actual, para indagar los procesos y las mediaciones que han cincelado sus seis libros de cuentos y sus dos novelas. La conversación de Francisco Peñas-Bermejo con el poeta Fernando Operé pone nuevamente en negro sobre blanco la compleja relación entre  la vida y la escritura: para el autor de Salmos de la materia, la poesía es un lento aprendizaje de la mirada, que se transforma en el tiempo, se nutre de la experiencia –en especial del viaje– y elige su lugar en el mundo. Para Ricardo Ugarte Dezubiarrain, entrevistado por Cristina Ortiz-Ceberio, ese lugar es, sin duda, el mar Cantábrico, que nutre sus series escultóricas de formas que asocian el entorno portuario, la nave en movimiento y el trabajo humano. Importante referente de la renovación estética emprendida por la escuela vasca de escultura, Ricardo Ugarte es un artista polifacético que une la creación poética con el lenguaje de la plástica, en poemas visuales que experimentan con el letrismo, pero más allá de los lenguajes elegidos, se considera un hacedor que piensa a través de sus obras. También el novelista colombiano Juan Gabriel Vásquez concibe la creación como puesta en obra de una actitud ética frente a la existencia: nutridas de la dura realidad de la violencia colombiana, sus novelas aspiran a iluminar dimensiones nuevas o soslayadas de la condición humana. En la sección “Transiciones”, Priscilla Gac-Artigas analiza cómo, en su novela El ruido de las cosas al caer, Vásquez apela a las reglas del juego de billar como incisiva alegoría de las relaciones sociales, pues en ellas el riguroso cálculo coexiste con la imprevisibilidad del azar.

    En nuestra sección sobre teatro, “El Corral de Tespis”, Mario Ortiz dialoga con María Luisa Medina, quien como dramaturga y actriz ha develado los profundos vínculos entre su propia creatividad y la de otras lúcidas defensoras de la condición femenina, como Sor Juana Inés de la Cruz y Virginia Woolf. Por su parte, y enfrentando las limitaciones que le imponía el rígido entorno patriarcalista de la Cuba de entre siglos, la erudita helenista Laura Mestre se animó a elegir un destino no convencional para las mujeres de su época, y reflexionó sobre la subalternidad a la que ellas estaban sometidas, tanto en sus disertaciones como en ocho relatos aun poco atendidos por la crítica, y sobre los que concentra su atención Elina Miranda Cancela en su rescate de esta fascinante figura.

    En materia de rescates, Manuel Martín-Rodríguez arroja luz sobre el hombre y la obra recreados en la ficción por Rolando Hinojosa en su Klail City Death Trip Series: P. Galindo, alias de José Díaz, cuyas crónicas humorísticas en verso, aparecidas entre 1928 y 1965 en diversos periódicos texanos, hoy de difícil acceso, constituyen una fuente insoslayable para reconstruir la historia literaria y cultural del sur de Texas.

    En la sección “Notas”, Manuel Ossers aboga por una mayor presencia de voces dominicanas en las antologías de literatura latinoamericana, y María García Antuña bucea en la etimología y variantes de uso del americanismo “petaca” para mostrar las profundas relaciones entre lengua y cultura.

    En nuestra sección “El pasado presente”, Stella Maris Colombo y Graciela Tomassini coordinan un homenaje al escritor argentino Juan Filloy, cuya caudalosa obra de peculiares acentos constituye un eslabón, frecuentemente soslayado, con las de autores canónicos como Cortázar, Marechal y Sábato. El dossier integra una entrevista que el anciano autor concediera poco antes de su partida (de la que este año se cumple el décimo quinto aniversario), una selección de sus textos, y un ensayo sobre la atípica novela Op Oloop, realizado por el hispanista checo Vit Kazmar.

    La sección “Invenciones” aporta la esperada selección de voces de diversas latitudes del mundo hispánico, así como también una interesante nota sobre el jazz latino, género musical auténticamente representativo de la cultura hispanounidense.

    Y si bien, como dice Manuel Durán, nuestro mundo no cree en la magia, el genio que habita en la cámara de Gerardo Piña-Rosales nos brinda la oportunidad de permitirnos una excepción.


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