El origen para la puesta en marcha de una Revista de la ANLE (RANLE) correspondió a una iniciativa de Gerardo Piña-Rosales, Director de la corporación, quien a mediados del 2011 concibió la idea de establecer un medio que actuase como vasos comunicantes entre la Academia Norteamericana de la Lengua Española y el universo panhispánico. Explorando escenarios para la puesta en marcha y en consulta con Luis Alberto Ambroggio, solicitó a Carlos E. Paldao –en atención a su trayectoria académica e internacional– elaborar el proyecto el que fue sometido a consideración de la Junta Directiva de la corporación y aprobado el 11 de noviembre del 2011.
El número inaugural vio la luz el 19 de noviembre del 2012 destacando en su portada el lema “Lean RANLE” y en su editorial invitada a sus lectores a una experiencia de lectura solidaria en lugar de solitaria en donde la diferencia de las consonantes “t” y “d” es decisiva. Es que la RANLE fue concebida como un espacio de diálogo y reflexión. Pero ese diálogo requiere un proceso de ida y vuelta entre dos o más individuos que conversan y en nuestro caso, mediatizados por textos poéticos, reflexivos, críticos, literarios, en una palabra, culturales. De la misma manera que una conversación o un encuentro importante suele tener sus efectos, no se lee nada serio sin que tenga algún resultado en nuestro hacer. No se conversa sin que los dialogantes vivencien algo que los ayude a ser mejores.