• Por Graciela Tomassini y Carlos E. Paldao, en Número 5 del Volumen 3
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    Cuando este número salga de la prensa, estará iniciando sus reuniones el Primer Congreso de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, uno de los acontecimientos más significativos que la ANLE ha programado para conmemorar el 40º aniversario de su fundación. Su lema, “La presencia hispana y el español de los Estados Unidos: unidad en la diversidad” sintetiza el espíritu de quienes construyeron esta institución, la obra mancomunadamente realizada por sus miembros a lo largo de cuatro décadas y la proyección hacia el futuro de los sueños compartidos sobre un mundo sin fronteras lingüísticas y culturales, donde todas las tradiciones y todas las experiencias se asuman como caminos igualmente necesarios para comprender la complejidad de lo real.

    Explica George Steiner en After Babel que Benjamin sostenía la idea –ciertamente mallarmeana, pero enunciada en términos heredados de la tradición gnóstica y cabalística– de que todas las lenguas componen un mosaico cuyas piezas arraigan en la raíz remota de la lengua del Logos. Cada idioma conserva un eco, aunque imperfecto, único e irremplazable, de la lengua pura de los ángeles. Aunque no compartamos esta postulación metafísica de una proto-lengua (ursprache) perfecta y universal, es innegable que cada lengua lleva en sí algunas claves para aprehender el mundo, que en el múltiple devenir de la experiencia histórica de los pueblos van dando forma a sus expresiones culturales y artísticas, así como también a la producción de conocimientos. La riqueza de este patrimonio no mengua en el contacto con otras lenguas, pero sí se pone en riesgo cuando las nuevas generaciones olvidan el idioma de sus ancestros, bajo la presión de una lengua hegemónica.

    El español en los EE.UU. no es un idioma extranjero, sino la lengua materna de millones de estadounidenses, la materia viva de una gran literatura, el genio que anima una variedad de creaciones artísticas, desde la música a las artes del espectáculo, desde la plástica al cine, y también la levadura del pensamiento gestado en las aulas universitarias por miles de investigadores y docentes hispánicos por su raíz o por su procedencia.

    Con la insistencia de lo siempre diferente propia de un diseño fractal, el español resuena con distintos acentos y cadencias desde el Bronx y Spanish Harlem a la cuenca del Rio Grande y desde California al Golfo de México; late en las plurales creaciones de las artes y las ciencias que nuestra lengua vehicula, en los EE.UU y en el dilatado orbe hispanohablante. Para comprender los modos en que este prodigioso legado de la lengua y la cultura hispánicas se transforma incesantemente en motor de futuro no solo es necesario atender a su rica diversidad sino también hacer dialogar perspectivas diferentes. Esta es la íntima convicción que da sentido a la RANLE desde su volumen inaugural, y que se mantiene en el conjunto de artículos, notas, rescates y textos de creación integrados en el presente número.

    Cuenta la Leyenda Áurea que un día, mientras paseaba por la playa, San Agustín vio un niño que llevaba agua del mar a un pequeño hoyo que había cavado en la arena. “¿No ves que el agua del mar es tanta que no podrá tener cabida en ese hoyo?”, preguntó el obispo de Hipona, haciendo gala de un impecable sentido común. “Claro que no”, dijo el niño. “Tampoco entrará en tu cabeza el misterio de  la Trinidad”. Como todos los relatos memorables, este apólogo abre puertas al pensamiento. No habla de la imposibilidad de comprender lo complejo, sino de la necesidad de abandonar el pensamiento único en pos de nuevos y plurales modos de indagar la realidad. El escenario mundial en que estamos inmersos está atravesado por contradicciones dolorosas: mientras continuamos sosteniendo la idea de un progreso cifrado en los avances de la ciencia y la tecnología, “las amenazas más graves que enfrenta la humanidad están ligadas al progreso ciego e incontrolado del conocimiento (armas termonucleares, manipulaciones de todo orden, desarreglos ecológicos, etc.)” (Morin, Introducción al pensamiento complejo). Como observa María Josefina Regnasco en su esclarecedor artículo “Edgar Morin. Un contrabandista del conocimiento”, la propia complejidad del multiverso ha puesto en jaque el paradigma del pensamiento binario y la lógica basada en la disyunción. Morin no ofrece soluciones; pero nos alienta a reformular las preguntas desde la humildad de una conciencia capaz de reconocerse en la imagen de alguien que avanza por tanteos en la oscuridad y en la niebla. Al fin y al cabo, nos recuerda la autora, “todas las transformaciones de la historia han sido triunfos sobre lo improbable.” Otra de las ideas rectoras del pensamiento de Morin, la de un enfoque transdisciplinar –y no meramente interdisciplinario– de lo complejo es puesta en práctica en el libro Crisis de civilización. Radiografía de un modelo inviable, que Luján Baudino comenta en el artículo “El arte como forma de conocimiento en la crisis de la civilización occidental”, incluido en la sección Imagen de “Invenciones”. En esta obra de reciente publicación, cuya autoría comparte María J. Regnasco con el artista Rafael Ginzburg, nuestro mundo en crisis se examina en el cruce de los discursos de la filosofía y el arte. Como instrumento epistemológico, el arte sirve de antídoto contra las concepciones simplificadoras y reduccionistas denunciadas por Morin. Prueba de ello es el documentado recorrido por la compleja y variada producción artística del gran maestro costarricense Francisco Amighetti que nos allega Carlos Francisco Echeverría en la sección “El pasado presente”.

    El bucle recursivo de Morin nos lleva, junto con José María Conget Ferruz, a revisitar la memoria de Carmen de Zulueta, que sigue dando testimonio, desde sus libros, de la lucha por la República española, del dolor de la diáspora y la vida en exilio, pero también de las muchas personalidades luminosas que enriquecieron su profunda comprensión de la historia.

    Presente y pasado muestran su inextricable conexión cuando nuevas miradas resignifican textos fundacionales de la literatura en lengua española, mostrando su rigurosa actualidad. Así lo hicieron los especialistas reunidos en torno a la obra de Leopoldo Marechal en el coloquio internacional celebrado en Jena en 2013, según el detallado relato de María Rosa Lojo, una connotada experta en el tema y conferencista invitada a dicho evento. No solo se indagaron aspectos cruciales de la poética del autor argentino sino que se examinaron los contextos, se indagaron los cruces con otras series (la historia, la filosofía, las artes plásticas y el teatro) y se dieron a conocer documentos originales cuyo reciente rescate abre nuevos caminos a la investigación marechaliana y ya ha nutrido la nueva edición crítica –y primera publicada en la Argentina– de Adán Buenosayres, a cargo del erudito especialista Javier de Navascués. Esta obra es el segundo volumen de la colección Ediciones Académicas de Literatura Argentina (Siglos XIX y XX) y sobre el que ahondamos en “Percepciones”.

    Singular importancia revisten, en el presente número, los diálogos de la sección “Ida y Vuelta”, donde la palabra ilumina tanto la faz pública como las honduras del pensamiento y el espíritu de cinco personalidades centrales para la ANLE: el poeta, filósofo e investigador literario Luis Alberto Ambroggio, quien además preside la Delegación Washington de la academia; el periodista y escritor Jorge Ignacio Covarrubias, nuestro emprendedor e incansable secretario; el narrador y flamencólogo Félix Grande, que lamentablemente nos dejó el pasado 30 de enero; el flamante presidente de la Delegación novomejicana, el historiador, ensayista, pero ante todo, poeta Ernest “Tony” Mares y el erudito filólogo, cofundador de la Asociación Internacional de Hispanistas Elias Rivers, galardonado con la edición 2012 del Premio “Enrique Anderson Imbert” de la ANLE. Por su incansable labor de promoción y defensa de la lengua y cultura hispanas en los Estados Unidos, estas personalidades cifran el sentido y la misión de nuestra academia.

    Como es costumbre, el corazón de la revista corresponde a las obras de creación. En esta oportunidad, presentamos poemas de Javier Alvarado, Luis Alberto Ambroggio, Silvia Barei, Juan Cameron, Ana Diz, José Kozer, Francisco Larios, Jeannette Lozano Clariond, Ernest “Tony” Mares, Marco Martos, Rubén Medina y Fernando Operé (cuya poesía es lúcidamente analizada por Francisco Peñas Bermejo en el artículo “Las simetrías prófugas de los ecos en la poesía de Fernando Operé”, que presentamos en “Transiciones”). En la ficción narrativa, las mujeres ganan la partida: Martha Bátiz, Mónica Belevan, Bárbara Mujica y Alba Omil.

    A modo de primicia publicamos una Introducción de Carmen Benito Vessels a su obra Lenguaje y valor en la literatura medieval española, de reciente publicación. Producto de una rigurosa investigación filológica llevada a cabo sobre cinco importantes documentos de la España medieval, el libro despliega un estudio sobre la expresión verbal del valor, donde convergen sentidos pertinentes a la lingüística, la sociología, la economía, la filosofía y la religión.

    En materia de rescates, resulta de profundo interés para la reconstrucción de las relaciones entre España y las colonias inglesas a punto de declarar su independencia la investigación realizada por Thomas Chávez sobre la correspondencia entre Benjamin Franklin e importantes dignatarios de la corona española, como el príncipe don Gabriel de Borbón y el conde de Aranda.

    Siguiendo la línea editorial inaugurada desde el inicio de la RANLE, en este número vuelve a acompañarnos la intuitiva visión creadora de Gerardo Piña-Rosales, capaz de crear con su cámara universos paralelos plasmados en fotografías que instauran un puente comunicante entre autores, lectores y las distintas dimensiones del mundo del espíritu, del arte y la interpretación trascendente.

    En los albores del cierre de este número, el Jurado del Premio Nacional “Enrique Anderson Imbert” anunció que el doctor Nicolás Kanellos, profesor de estudios hispánicos en la Universidad de Houston, director de Arte Público Press y de un amplio programa de recuperación de la tradición literaria hispana en Estados Unidos, es el ganador de la edición 2014 del certamen, sobre lo que ampliamos en nuestra “Bitácora Editorial”.

    Con esta diversidad de temas, perspectivas y voces la RANLE saluda la celebración del Primer Congreso de la Academia, donde la cultura hispanounidense se trabará en fecundo diálogo con el ancho mundo de habla española, para poner de manifiesto la riqueza y vitalidad de la lengua que nos une.


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