• Por Graciela Tomassini, en Número 4 del Volumen 2
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    Como dice el poeta, somos palabra abismada de memoria que al nombrar el mundo funde los ecos de la historia con la vivencia del presente. Celebrar un aniversario es darnos tiempo para contemplar la singularidad de ese maridaje y abrir espacios para balances y prospectivas. Hoy, a las puertas de una doble conmemoración, la del tercer centenario de la Real Academia Española y la de los primeros cuarenta años de su hija más joven, nuestra ANLE, se nos impone como un grato cometido volver nuestra mirada hacia el legado de los fundadores para delinear sobre esas firmes coordenadas el trazado del camino a recorrer, que no podrá prescindir de una concienzuda evaluación de las profundas y vertiginosas transformaciones que vienen experimentando la lengua y la cultura en la era de la tecnología digital, en un mundo atravesado por los contrastes propios de una economía globalizada. En su Editorial “Tiempo de celebrar, tiempo de crecer”, Carlos E. Paldao analiza las tres razones históricas que motivaron la fundación de una Academia de la Lengua Española “en un país cuyo idioma oficial y dominante no es el español”: el español fue la primera lengua de la conquista y colonización de extensas regiones en el sur y el oeste de lo que hoy son los Estados Unidos de Norteamérica; es el idioma de millones de migrantes que a lo largo de la historia han llegado a estas tierras empujados por la adversidad o la esperanza; es la lengua de centenares de poetas, pensadores, artistas, educadores y científicos empeñados en construir una institución capaz de velar por el estudio, la defensa y difusión del patrimonio cultural hispánico en los Estados Unidos.

    Para ayudarnos a comprender las peculiares manifestaciones actuales de estos tres componentes, cuya interacción ha convertido al español en la lengua más hablada y estudiada en los EE.UU. después del inglés, hemos reunido en este número de la RANLE a un conjunto de voces que desde distintos campos de la actividad cultural traducen en palabra su singular mirada sobre la vasta provincia de la realidad en que focalizamos nuestros intereses.

    Si hay una palabra, una idea-fuerza, que preside el abanico de temas desplegado en este volumen, esta es mestizaje. Es que, como sostiene Ivonne Bordelois en El país que nos habla, “la energía del español transcurre hoy a través de las etnias más diversas y los países y territorios que están más alejados entre sí, tanto en la geografía como en la historia: unos aún sumergidos en épocas arcaicas y otros decididamente contemporáneos. Por cierto, la importancia de una lengua como la nuestra consiste en que representa la conexión más vigorosa que existe dentro de esta rica diversidad, el puente de oro para comunicar experiencias distantes y difícilmente asimilables si no fuera por este poderoso vínculo que nos une.” (33)

    De la hibridez cultural plasmada en los fenómenos de alternancia de códigos y préstamos caracterizadores del llamado espanglish se ocupa Domnita Dumitrescu en un ensayo que propone una respuesta con sólido fundamento lingüístico, tanto a quienes lo consideran una suerte de tercera lengua sin carácter propio cuanto a quienes lo rechazan sin matices como variedad degenerada del español. Los estadounidismos traducen la pertenencia de los hablantes bilingües a dos idiomas y dos culturas, y comparten con muchas variedades lingüísticas fronterizas esa suerte de estrabismo benéfico que comienza por facilitar las prácticas comunicativas internas y termina por enriquecer el patrimonio común de la lengua general.

    Jorge Ignacio Covarrubias explora la misteriosa frontera entre la palabra y el silencio, donde se gestan las primicias de la lengua poética de Marco Matos en un ensayo que para dialogar con la obra asume la forma genérica de una carta al autor. Culmina nuestra sección de Mediaciones con el fresco relato que nos regala Fernando Sorrentino acerca del sorpresivo hallazgo de un intertexto inconfesado en “El Aleph” de Borges, cuya famosa y celebrada enumeración caótica reescribe la fórmula empleada por Eduarda Mansilla en “La ramita de romero”.

    Eugenio Chang-Rodríguez, un exquisito intelectual y fundador emérito de nuestra Academia, que ha indagado en los tesoros del idioma con instrumentos científicos y se ha prodigado como maestro en la cátedra y en la escritura, contempla su propia pluralidad de sangres y tradiciones como una plataforma para comprender lo universal desde la asunción de una identidad mestiza. Profundamente plural y abierta es, también, la palabra poética de Isaac Goldemberg, peruano como Chang-Rodríguez pero además judío y neoyorkino, cuya voz modula los ecos entrañables de la lengua madre con las vastas distancias de la errancia paterna. Mestiza es, según Estelle Irizarry, la lengua de Colón, judío converso que aprendió el catalán antes que el español. Un mestizaje de géneros es también la singular práctica escrituraria de esta ensayista, que sabe combinar prietamente el vuelo de la ficción con el rigor investigativo. Completando la sección de Ida y vuelta, dedicada a las entrevistas, José María Merino pasea de la mano de Francisca Noguerol por su larga trayectoria como novelista, cuentista, explorador de mundos fantásticos mediante la palabra y la imagen, y Rima de Vallbona revive ante su interlocutora Juana Arancibia la historia de su compromiso estético y vital con la causa de la igualdad femenina.

    Después, en la sección Transiciones, Carmen Benito Vessells encontrará en los dulces ecos de nuestra lengua el corazón secreto de la escritura de Elías Canetti, y Francisco Peñas-Bermejo explorará la continuidad entre conocimiento de sí mismo y trabajo con la palabra en la poesía de Andrés Sánchez Robayna.

    Nuestra sección de Invenciones abre ventanas hacia diversos rumbos de la palabra poética y la praxis narrativa, y en la sección Sonido María Isabel de Vicente-Yagüe Jara y Pedro Guerrero Ruiz muestran la productividad de los conceptos desarrollados por la estética de la recepción para formar lectores competentes y activos fruidores de la música mediante el diseño de modelos didácticos que no pretendan “enseñar” a leer o escuchar, sino a crear hábitos lectores y auditivos en el alumnado. En El corral de Tespis, sección que inauguramos en este número de la RANLE, se homenajea al teatro con la publicación del texto de Las mujeres asnas, comedia en un acto de la dramaturga mexicana María Luisa Medina. Hábil combinación de parodia y pastiche lopesco, esta pieza presenta un divertido alegato en pro de la igualdad de género.

    Como en los números precedentes, RANLE comparte en Percepciones su lectura de materiales de trascendencia en el panorama de la cultura hispánica, y se asoma al vasto despliegue de novedades editoriales en secciones como Destacados, Tinta fresca y Lo que vendrá. El generoso estímulo brindado por nuestros lectores nos alienta a continuar este intenso y fructífero diálogo que oscila entre lo uno y lo diverso, en celebración de la riqueza inextinguible de la lengua que nos habla.


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